POR JAY WEAVER
JWEAVER@MIAMIHERALD.COM
El Nuevo herald
Otrora un temido capo de la cocaína en Colombia, Diego Montoya Sánchez se disculpó repetidamente el miércoles ante un juez federal por su vida dedicada al narcotráfico y el asesinato antes que lo sentenciaran a 45 años en prisión.
Montoya, que en una época estuvo en la lista de los más buscados del FBI, junto a Osama bin Laden, antes de su arresto en Colombia el año pasado, admitió una y otra vez que había tomado pésimas decisiones cuando era joven, tras la muerte de su padre en 1975.
"He llegado a la conclusión de que no hay nada que pueda hacer para reparar el gran daño que he causado'', declaró el ex jefe del poderoso Cartel del Norte del Valle, que exportó 1.2 millones de libras de cocaína a Estados Unidos, con un valor de $10,000 millones, durante dos décadas.
"Espero sinceramente que pueda llevar alivio a mi familia y a las familias de las víctimas [con esta sentencia] y hacer que termine esa pesadilla para ellos'', afirmó Montoya, de 48 a años y padre de tres hijos.
Seguir Leyendo...
En agosto, unos ocho meses antes que lo extraditaran a Estados Unidos, Montoya se declaró culpable de confabularse para importar más de cinco kilogramos de cocaína, participar en actividades de fraude organizado y obstrucción de la justicia mediante el asesinato.
Su caída marcó el final del dominio de su organización en el tráfico de cocaína, que se continúa en Colombia en manos de otros carteles y pandillas.
La jueza de distrito federal Cecilia Altonaga, después de aprobar la sentencia de 45 años recomendada conjuntamente por la fiscalía y la defensa, reconoció "el remordimiento'' de Montoya y su "nueva transición'' a una vida de arrepentimiento.
Montoya y su abogado dijeron que el capo espera que la historia de su vida envíe un mensaje de que el narcotráfico destruye todo a su paso. Agregaron que Montoya quiso ser sacerdote cuando era joven antes de incorporarse al narcotráfico para proteger a su familia.
"No vale la pena'', indicó el abogado defensor William Clay en el tribunal. "[Montoya] desea marcar la diferencia''.
El fiscal federal adjunto Michael Davis reconoció que su defendido había aceptado la larga sentencia de prisión, pero agregó: "La tragedia de este caso es que no aprendió esas lecciones cuando era joven''.
Según documentos del tribunal, Montoya nunca quiso convertirse en el despiadado líder de un imperio del narcotráfico. Pero la muerte de su padre cuando él tenía 14 años trastornó sus planes de ordenarse sacerdote. Montoya alega que se vio obligado a ayudar a su madre en la administración de los exitosos negocios familiares de cultivo de café, cría de ganado y una línea de autobuses.
Entonces las guerrillas llegaron al panorama colombiano, cambiando el paisaje rural del país y convirtiéndolo en una región inestable donde el poder significaba seguridad. Los agricultores comenzaron a sembrar coca para reunir el dinero suficiente para combatir contra los bandidos armados.
A principios de los años 80, el joven Montoya se convirtió en chofer y mensajero de un amigo que operaba un laboratorio de cocaína. Con el tiempo ascendió, abrió su propio laboratorio y llegó a la dirección del Cartel del Norte del Valle.
La caída de los carteles de Cali y Medellín --anulados por las autoridades colombianas y estadounidenses-- creó un vacío de poder en los años 90 que llenó el Cartel del Norte del Valle. Con Montoya al timón, la enorme organización operaba laboratorios de cocaína, usaba aviones y embarcaciones de alta velocidad para el traslado de la mercancía y aseguró rutas seguras a través de Centroamérica, el Pacífico y el Caribe, para hacer llegar la droga a México y Estados Unidos. Cuando un tribunal federal encausó a Montoya, a sus hermanos y a otras personas en Miami en 1999, el capo comenzó a temer que los informantes arruinarían sus operaciones.
Documentos del tribunal muestran que Montoya ordenó a sus esbirros que mataran a un antiguo socio de negocios, Jhon Jairo García Giraldo, después de que el hombre fue interrogado por autoridades estadounidenses durante un viaja a la Florida en el 2003. En Colombia, el socio convertido en informante fue sujeto a torturas y asesinado a golpes con un bate de béisbol.
En años recientes, fuerzas estadounidenses y colombianas han desmantelado el Cartel del Norte del Valle.
http://vigilanteinformativo.blogspot.com/