Por Stuart Grudgings
RIO DE JANEIRO (Reuters) - Disparos de armas automáticas recibieron a la policía mientras ingresaban a la favela Vila Cruzeiro de Río de Janeiro, iniciando un intenso tiroteo con gángsters que se extendió durante la mañana.
Los vehículos armados de la policía, salpicados de marcas de balas, atravesaban las calles del barrio mientras residentes se escondían detrás de muros y entradas, intentando proteger sus vidas nuevamente interrumpidas y puestas en peligro por la guerra de la drogas en Río De Janeiro.
"Me asusta, pero estoy acostumbrado a esto", comentó Vito Ricardo, un niño de 11 años, que estaba refugiado en una entrada y comentó que los enfrentamientos habían impedido que asistiera a la escuela el viernes. Poco después una bala impactó a un edificio cercano.
En pocas semanas, la imagen de la ciudad brasileña dejó de mostrar escenas felices en la playa de Copacabana celebrando la victoria para convertirse en sede de los Juegos Olímpicos en el 2016, para mostrar a una ciudad sumergida en una sangrienta guerra interna.
Desde que supuestos narcotraficantes derribaron a tiros a un helicóptero de la policía el sábado pasado, causando la muerte de tres oficiales, la policía ha lanzado su mayor ofensiva en contra de las bandas de narcotráfico de la ciudad en años, allanando más de 10 barrios durante la semana.
Los resultados fueron similares en una ciudad donde las bandas fuertemente armadas de cocaína controlan a cientos de comunidades y la policía mata a tiros a más de 1.000 personas al año.
La policía dijo que 42 personas han muerto esta semana, incluyendo a 35 supuestos traficantes y cuatro residentes que quedaron atrapados en un tiroteo.
Río fue presentada durante su campaña por convertirse en sede olímpica como una ciudad costera de samba y entretención.
Sin embargo, las imágenes publicadas esta semana de un supuesto traficante muerto en un carrito de compras y un miembro de una banda mostrando provocativamente una ametralladora desde un barrio ubicado en una colina, han destacado cuán lejos está eso de la realidad.
El secretario de seguridad del estado de Río, José Beltrame, incluso llegó a decir que la violencia no estaba "en Río de Janeiro", a pesar de que el enfrentamiento ocurrió a cerca de 1,6 kilómetros del Estadio de Fútbol Maracana, en donde probablemente se realizará la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos.
(Editado en español por Marion Giraldo)
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