WASHINGTON — El presidente Barack Obama parte este viernes hacia Brasilia, primera escala de su primera gira por América Latina, que lo llevará también a Rio de Janeiro, Santiago de Chile y San Salvador.
Altos funcionarios estadounidenses negaron que las crisis mundiales en curso, como las rebeliones en Medio Oriente y el norte de Africa y el terremoto y emergencia nuclear en Japón, eclipsen la visita.
Más bien, que el presidente salga de viaje en este momento subraya "la importancia vital para los intereses estadounidenses de América Latina", precisó el asesor para América Latina de Obama, Dan Restrepo.
Obama ya se había encontrado con los mandatarios de la región hace dos años en Trinidad y Tobago, durante la Cumbre de las Américas, donde había prometido una nueva relación con la región, después el gobierno de que su predecesor, George W. Bush, la dejara maltrecha. Sin embargo, América latina había quedado hasta ahora relegada una vez más en la agenda de Estados Unidos.
El mandatario tendrá en el tope de sus prioridades el impulso de la influencia estadounidense en la región, donde nuevos actores como China han ganado terreno, y la búsqueda de nuevos mercados para su país, que aún puja por recuperarse de la peor crisis económica en décadas.
Su viaje también tendrá una gran carga simbólica, ya que Obama visitará tres países que para Washington son paradigmas de experiencias democráticas exitosas, que incluso podrían servir de ejemplo para otras regiones con conflictos, como Medio Oriente, según altos funcionarios del gobierno.
Obama reconoce que América Latina cambió, "está avanzando bien en lo general" y "tiene una dinámica propia" por lo que llevará un tono "distinto y respetuoso", señaló el jueves a periodistas el encargado de la diplomacia para América Latina, Arturo Valenzuela.
El presidente, que conserva una alta popularidad en la región, conversará con sus contrapartes en los tres países sobre temas comerciales, energéticos, medioambientales y de seguridad ciudadana.
En Brasil Obama tendrá "una muy buena oportunidad para empezar una nueva relación" con la presidenta Dilma Rousseff, señaló Restrepo, y dejar atrás los choques en política internacional y en temas comerciales entre Washington y Brasilia durante el gobierno de Luis Inácio Lula da Silva.
Chile será mostrado como un ejemplo de gobierno exitoso en la región por Obama, quien en ese país dará un discurso donde sentará las bases de la nueva relación con América Latina, y en El Salvador los temas que destacarán serán lucha contra el crimen organizado y migración, según las autoridades.
Obama, quien viaja acompañado de su familia y de una nutrida delegación oficial, incluido su equipo económico, llegará la mañana del sábado a Brasilia, donde sostendrá una reunión bilateral con Rousseff y luego un almuerzo.
En la tarde, el mandatario asistirá a una reunión de empresarios de ambos países.
El domingo Obama se trasladará a Rio de Janeiro, donde comenzará la jornada con una visita al ícono de la ciudad, el Cristo Redentor, y luego tendrá "varias oportunidades de interactuar con el pueblo brasilero", dijo Restrepo.
Pero aún no se confirma si el mandatario, el primer presidente negro de Estados Unidos, visitará una favela en Rio, una posibilidad que ha disparado las expectativas de los cariocas.
El lunes llegará a Santiago, donde sostendrá una reunión con su homólogo Sebastián Piñera, tras lo cual Obama dará su gran discurso para la región, a semejanza de los que ya ofreció en Europa, Asia y Medio Oriente.
La jornada culminará con una cena ofrecida por Piñera.
Obama llegará el martes a El Salvador, donde dialogará con el presidente Mauricio Funes, quien también le prepara una cena en su honor.
El miércoles, antes de regresar a Washington, Obama tendrá la oportunidad de visitar en San Salvador la tumba del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980, y las ruinas mayas en San Andrés.
Obama será recibido en América Latina por una región "mucho menos polarizada" políticamente y con más "disposición a llegar a consensos" que en el pasado, dijo Valenzuela el miércoles.
Se ha "reducido el espacio para aquellas agendas enfocadas en políticas antiestadounidenses", como las del gobierno venezolano de Hugo Chávez y sus aliados, secundó Restrepo.
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